La enseñanza de la Biblia en la P.N.E.U.

La enseñanza de la Biblia en la P.N.E.U.

Por el equipo de transcripción

Traducido al castellano por Laura Lupión Voluntaria CMO  Registration ID: BC218990407 Copyright House.

Publicado en Charlotte Mason Poetry el 18 de enero de 2022. Escucha el audio en buzzprout o en tu plataforma favorita.

Nota del editor: En julio de 1919, Charlotte Mason escribió una carta para las personas graduadas de su escuela House of Education. En esta se incluía la siguiente nota:

No debemos olvidar tampoco, a nuestras compañeras en la India, que han dirigido reuniones y han apoyado un patrón de trabajo para las madres hindúes. Hacemos especial mención a la señora Tasker y a la señoritas Bruce Low, Loveday y Rhode. Nosotros, desde nuestro hogar, no os olvidamos a vosotros ni a las personas ubicadas en los puestos de avanzada del Imperio.[i]

Evelyn Bruce Low se graduó de La casa de la educación en 1914,[ii] el mismo año en el que escribió «Notes for Lessons» para The Parents’ Review [La revista de los padres]. Para el año 1917 había escrito un segundo artículo, también disponible en Charlotte Mason Poetry, titulado «Practical Carrying Out of the P.N.E.U. Method». En 1919, mientras que seguía en la India dirigiendo reuniones y defendiendo una forma determinada de trabajo, esta vez, además, impartía la asignatura de Lecciones de Biblia. Su razonamiento es comparable al que encontramos en los artículos de Eleanor Frost, Helen Wix, Eileen Plumptre y Rose Amy Pennethorne. En su conjunto, nos dan una visión del carácter multifacético del enfoque vivificante de las Escrituras, desarrollado por Charlotte Mason.

 

Escrito por la señorita Bruce-Low

The Parents’ Review, 1919, pp. 126-130

Una reunión de la P.N.E.U en Ootacamund, estado de Madrás (India).

Su excelencia, señoras y señores,

         Se me ha pedido que lea un artículo sobre la P.N.E.U., que es un método para enseñar la Biblia a los niños. Hace unos treinta años, la Unión Educativa Nacional de Padres (P. N. E. U.) fue creada. Sus principios se fundamentan en la serie «Home Education» de la señorita Mason. Ella fundó un instituto para institutrices en Ambleside (Inglaterra). Estas tienen que realizar un curso de dos años y, al final de su entrenamiento, son enviadas a casas privadas o escuelas donde se enseña siguiendo las bases de la P.N.E.U. Aunque los que han estudiado este método lo conocen mejor, muchas otras personas lo han aplicado con gran éxito. El método de enseñanza de la Biblia ha sido adoptado por algunas de las escuelas dominicales del Reino Unido y, tanto los profesores como los estudiantes están encantados.

 

        Debido al privilegio que he tenido al poder formarme en la escuela de Ambleside, y no por tener otro conocimiento superior o experiencia anterior en la enseñanza bíblica, me dispongo a leeros este articulo en el día de hoy. (El término profesor empleado, en todo momento, en el sentido amplio de la palabra).

 

        Creo que es innecesario detenerme en exceso en la importancia de la enseñanza de la Biblia, pero sé que hay muchos de nosotros que nos dedicamos a enseñar esta materia, y que nos sentimos derrotados en nuestro intento de hacer de la Biblia un libro vivo para los niños. Estos pueden estar interesados en las historias, pero, o sus enseñanzas no son interiorizadas o hacen demasiadas preguntas incómodas a las que no podemos dar respuestas satisfactorias, haciendo que la lección no haya servido para nada. Se pueden llegar a crear incluso, dudas en la mente del niño.

      Entonces, ¿cómo debemos superar estas dificultades? Nuestro objetivo a la hora de enseñar la Biblia es dar un conocimiento de Dios a los niños. Debemos mostrarles, por lo tanto, cómo Dios se manifestó a su pueblo gradualmente, dando la victoria a los que creyeron en Él y trataron de hacer su voluntad, y castigando a los impíos. Explique que, de la misma manera que hay muchas cosas en nuestra vida que no entendemos, en la Biblia hay partes que pueden desconcertarnos mucho. Sin embargo, esto no nos debe preocupar, porque en todo lo que nos rodea encontramos el amor y la guía de Dios y, a su debido tiempo, todo nos será revelado. Mientras tanto, se nos dice que «estudiemos las Escrituras con diligencia». Diga a los niños que muchos hombres y mujeres inteligentes han sido capaces de dar explicación a ciertos elementos que no comprendían previamente, por lo que nos tenemos que ayudar de otros libros además de la Biblia. Los niños tienen derecho a ver las cosas desde el punto de vista de la investigación moderna, pero no nos podemos permitir, por ejemplo, sembrar dudas en sus mentes sobre la autenticidad de la Biblia. Debemos hacer que los niños tengan tal dominio de la verdad esencial, que más tarde sean capaces de diferenciar entre esta y la verdad accidental. La esencial es la enseñanza de Dios a través de la Biblia a los hombres de todos los tiempos y, la accidental, como su propio nombre indica, son los meros accidentes de tiempo y lugar. Los milagros, entonces, no presentan ninguna dificultad. Los niños saben que Dios nos trata de manera diferente según nuestras necesidades, que Él sostiene nuestras vidas en sus manos y toma las mejores decisiones para nosotros. Además, puede realizar cualquier milagro necesario para llevar a cabo su plan.

      Si algo de los que encontramos en la Biblia nos parece imposible, ¿qué pensarían las personas de la época del Antiguo Testamento si les dijésemos que un mensaje puede ser enviado de un extremo a otro del mundo (a una distancia de unos 13 mil kilómetros), en cuatro minutos? ¿No pensarían que esto es un milagro? Sin embargo, sabemos que, mediante nuestros inventos modernos, se pueden hacer incluso cosas más increíbles. Entonces, en esta época avanzada en la que conocemos todas las leyes de la Naturaleza y podemos dar explicación a todo lo que ocurre a nuestro alrededor, ¿podemos decir que los milagros no existen y que no podemos creer en Dios? Yo opino que no. Como tampoco un niño que ame a Dios y sea capaz de dar razón de la fe que existe en él, debe de ser apartado de su fe o puesto en duda porque le digamos que el mundo no fue creado en seis días o que el sol y la luna se detuvieron por orden de Josué.

 

        Ahora pasemos a la lección. Ruego que sea de la propia Biblia y no de las historias simplificadas para niños. Las narraciones bíblicas están contadas de manera simple y bella, mucho más que cualquier escritor moderno pudiera hacerlo, y un niño exige lo mejor. También queremos que se familiarice con el lenguaje bíblico de los primeros años. Que comience con los relatos del Génesis y los Evangelios, de esta forma, el lenguaje empleado no le parecerá muy difícil. Cuando leemos un pasaje de la Biblia a los niños y, después les pedimos que nos lo cuenten usando el tipo de vocabulario propio de esta, es sorprendente lo bien que lo hacen. El siguiente paso es dejar que aprendan un pasaje de memoria a base de repetirles un verso entero o parte de uno, para después, pedirles que lo repitan. Los versos elegidos para ser aprendidos tienen que ser extraídos de una lección que ya haya sido presentada, o que estén conectados con esta, para que así tengan un significado para el niño. Muchas veces se le pide que aprenda un salmo cuyo autor o significado desconoce. ¿Cómo pretenden entonces que aprenda lo que no entiende? Primero, hay que despertar el interés de un niño para que aprenda fácilmente. Creo que, a veces, ayuda que nosotros mismos aprendamos con los niños mayores, para que se den cuenta de que también queremos expandir nuestros conocimientos, que nuestro amor por la Biblia solo aumenta conforme pasan los años. Y por eso vale la pena que nos tomemos la molestia de aprender esos versos y mantenerlos en nuestra memoria.

         Las ilustraciones también nos ayudarán en las lecciones sobre la Biblia, pero estas deberán de ser de la mejor calidad. Deben de ser una representación fiel de la escena y tienen que estar hechas con reverencia y cuidado. Muchas de las ilustraciones modernas son pobres, pero las del «Nuevo Testamento Ilustrado» sí que tienen cierta calidad, también las de «Los Evangelios en el Arte», aunque este último es un libro más caro. Tenemos otros para que usted los vea después, además de unos libros de texto para prepararle antes de la lección. La actitud del profesor es de suma importancia en todas las clases, pero, sobre todo, en las clases sobre la Biblia. ¿Cómo podemos hacer que los niños amen a Dios y quieran conocerlo si su Palabra no es lo suficientemente real y valiosa para nosotros? Los niños se dan cuenta rápidamente de si algo nos importa o no, y si mostramos que nos da igual, esto se verá reflejado en ellos.

El método de la P.N.E.U. Esta lección es muy sencilla y es la siguiente:

(1). El profesor prepara la lección cuidadosamente de antemano, eligiendo qué parte es la que le interesa que los niños comprendan sin problema.

(2). Durante toda la lección tiene que quedar claro cuál es el objetivo de esta. No se debe forzar a los niños a que comprendan el mensaje al final, sin haber hecho antes hincapié en este.

(3). Primeramente, los niños harán un pequeño resumen sobre la lección anterior. Luego, el profesor la conectará con la lección que presentará ese día.

(4). El profesor creará una imagen de la lección en la mente de los niños, con pocas palabras, apelando así a su imaginación y haciendo que la escena cobre vida ante ellos. Tendrá que hacer especial hincapié en los puntos en los que quiere que los niños se centren. Normalmente son capaces de recordar la historia, pero no de extraer la moraleja de esta. Si algunos lugares que aparecen en la historia pueden ser localizados en un mapa, el profesor puede señalarlos para que esto no interfiera con la lección más adelante.

(5). El profesor (o los niños, según la edad que tengan), lee la parte de la Biblia que está relacionada con la lección.

(6). A continuación, los niños narran, por turnos, una parte de la historia. El profesor no debe interrumpirlos, pero puede hacer algunas correcciones al final. Sabemos lo difícil que puede ser contar una historia de manera clara y correcta si nos están interrumpiendo continuamente.

(7). El profesor debe repasar la lección con los niños tomando en consideración la investigación moderna.

La lección. Para niños de entre 9 y 12 años

Josué x., 1–14 La batalla de Beth Horón.

El objetivo aquí es mostrar que si pedimos a Dios que nos guíe, nos ayudará, incluso si nos enfrentamos a las dificultades más abrumadoras.

        Primer paso. Los niños hacen un pequeño resumen de la lección anterior sobre el tratado de Josué con los gabaonitas con la ayuda del profesor, si es necesario, para llegar a la conclusión de que Josué estaba determinado a mantener su promesa aunque estos le engañaron, y cómo los gabaonitas fueron castigados por esto.

        Segundo paso. Diga que, en la lección de hoy, vamos a ver cómo Josué mantiene su promesa, a pesar de tener que enfrentarse a unas dificultades angustiosas. Recuerde a los niños que Josué fue engañado porque no había pedido ayuda a Dios. Aquí se nos dice que Josué oró a Dios y que Él le respondió. Sabemos que Dios nos habla a todos a través de la voz de su Espíritu, pero solo podemos escucharlo si prestamos atención.

        Tercer paso. Explique que los gabaonitas pidieron ayuda a toda prisa, para luchar contra los cinco reyes amorreos, que estaban acampados ante Gabaón. Permita que los niños encuentren en el mapa el campamento de Gilgal, donde los amorreos estaban, y que tracen el camino que tendrían que recorrer, señalando dónde se libró la batalla. Compare la distancia y el tipo de país con la parte que los niños conocen. Explique las dificultades a las que Josué se tuvo que enfrentar, es decir, los ejércitos numerosos de los amorreos que acampaban en los pasos que conocían tan bien. Ya se acercaba la noche y los israelitas debían tomar a los amorreos por sorpresa, o la batalla estaba perdida. ¿Podrían alcanzar al enemigo antes del amanecer? Señale cómo el personaje de Josué es presentado como un hombre de acción. No lo dudó y se puso en marcha de inmediato.

        Cuarto paso. Permita que los niños lean la historia en la Biblia, haciendo que presten especial atención a todas las formas en las que Dios ayudó a los israelitas.

        Quinto paso. Los niños narran la historia mientras que el profesor tiene cuidado de no interrumpir. En el caso de que los niños tuviesen alguna dificultad, este puede hacer alguna pregunta para ayudarlos a continuar. Intente que mencionen los puntos en los que usted se centró.

Sexto paso. Repase con los niños los versos sobre el sol y la luna permaneciendo quietos en el espacio. ¿Cuántas veces hemos comenzado algo con gran entusiasmo, sintiendo que Dios está con nosotros, como los israelitas hicieron en esta batalla, para más tarde desanimarnos porque pensamos que la situación era demasiado difícil para nosotros? Sin embargo, Josué tenía la promesa de Dios: «No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano». Esas palabras «los he entregado», hicieron que la victoria fuese tan segura en la mente de Josué, que su fe nunca vaciló. Sabía que si su victoria no se producía antes de que cayera la noche, el enemigo escaparía al amparo de la oscuridad. Entonces él dijo «a los ojos de Israel», probablemente para animarles: «Detente, sol, en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ajalón», sabiendo que su oración sería escuchada. Diga a los niños que las palabras de Josué pudieron ser una manera poética de decir: «Que la luz permanezca más tiempo». Recuérdeles que en oriente las personas tienen una forma poética de hablar y que Habacuc usa palabras similares a las de Josué, que forman parte de otros idiomas igualmente poéticos. Léales:

    Te vieron y tuvieron temor los montes;

    El abismo dio su voz, a lo alto alzó sus manos.

    El sol y la luna se pararon en su lugar;

    Al resplandor de tu fulgente lanza.

        Pero, tanto si el sol y la luna se detuvieron o no, sabemos que el día fue lo suficientemente largo para asegurar la victoria, la mayor victoria  de la historia de Israel.

Diga que las promesas que hizo Dios en su momento tienen el mismo significado para nosotros hoy en día. Sugiera que, a lo largo del día y cuando nos estemos enfrentando a dificultades o tentaciones, debemos pensar en estas palabras: «No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano». Esto nos recordará que Dios sabe a qué enemigos nos tendremos que enfrentar, y nos ha prometido salir victoriosos frente a ellos si depositamos nuestra confianza en Él.

Notas finales de las notas del editor

[i] L’Umile Pianta, Julio 1919, p. 9.

[ii] Neiwert, R. (2009). Savages or Citizens? Children, Education, and the British Empire, 1899-1950, p. 171.

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